13 octubre, 2011

WILLIAM GUILLÉN PADILLA (Cajamarca, 1963)


William Guillén nació el  26 de abril de 1963 en Cajamarca. Poeta, narrador, editor y promotor cultural peruano. En el año 2004 presentó su trabajo literario y editorial en la Casa de América Latina de París, por invitación del Centro Cultural Peruano (CECUPE) de la capital francesa; en el 2010 lo hizo en Nueva York, Estados Unidos de América, por invitación de McNally Jackson Books; en el 2011, participó en la Feria Internacional del Libro de Lima, Perú, como uno de los ganadores del Premio Libro de Poesía Breve 2010 de Hipocampo Editores. Mantiene inéditos dos libros de poesía, dos de microcuentos y dos novelas. Radica en Cajamarca, Perú
En poesía ha publicado Soliloquios de Homo sapiens (2004), Planetario Astral (2009) y Memoria del Yo habitante (2011). Ha ganado los Juegos Florales Nacionales de Universidad Nacional de Trujillo (Perú, 1993), por su obra "Soliloquios de Homo Sapiens sapiens"  y el Premio “Libro de Poesía Breve 2010”, Hipocampo Editores (Lima, Perú, 2010), por su obra "Memoria del Yo Habitante".
Su web personal es: http://www.williamguillenpadilla.com/

 IX
Los hombres y mujeres que nos miran cuando vestidos de hormigas o dinosau­rios recorremos las ciudades y los bares, no saben lo que tenemos entre pechos. Nos miran. Los miramos. Nos miramos. Quisieran atraparnos con su inteligencia de cor­tezas heridas y no pueden sino acompañarnos en nuestro canto que es un espacio abierto donde los que aman se retratan y disimulan su sinceridad frustrada.
Cuando acabamos sentados en los parques hablando con la muerte o acerca de la necesidad de vivir intensamente, la gente nos mira. Los miramos. Nos miramos. Y sólo así el abismo de vivir se aproxima a nuestros labios secos de tanto huir de todos y escribir a escondidas poemas que acaso un día nuestros descendiente (que no exis­ten) leerán con la calma de los pelícanos que cazan.
Al final de los días en que nos encontramos y nos damos cuenta que somos seres de espiritual carne, suspiramos antes de despedirnos desgarrándonos el corazón y su piel dorada. Porque en verdad ya somos lo que siempre quisimos ser y lo soñamos tantas noches abiertas:
9.1. Peces en el río atrapando osos con nuestros dientes de caolín que nos faltan cada vez que dejamos de ser vegetarianos.
9.2. Bolígrafos en forma de dedos cuyas tintas invisibles un día acabaron aban­donados por no saber de fáciles grafías.
9.3. Teléfonos apagados hablando del mal comportamiento de las PCs modernas que se exhiben en vitrinas inalcanzables.
9.4. Tarjetas en blanco donde los niños debieran dibujar corazones azules al cos­tado de flechas rotas.
9.5. Sillas de papel esperando el milagro de ser actores de una obra sin directores ni placeres.
9.6. Televisores apagados mostrando tu belleza oculta sólo por los autorretratos de Da Vinci.
9.7. Casa de agua donde viven sirenas con labios secos por mis besos inmortales.


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