William Guillén nació el
26 de abril de 1963 en Cajamarca. Poeta, narrador, editor y promotor cultural peruano. En el año 2004 presentó
su trabajo literario y editorial en la Casa de
América Latina de París,
por invitación del Centro Cultural Peruano (CECUPE)
de la capital francesa; en el 2010 lo hizo
en Nueva York, Estados Unidos de América, por invitación de
McNally Jackson Books; en el 2011, participó en la Feria
Internacional del Libro de Lima, Perú,
como uno de los ganadores del Premio Libro de Poesía Breve 2010 de Hipocampo
Editores. Mantiene inéditos dos libros de poesía, dos de microcuentos y dos
novelas. Radica en Cajamarca, Perú
En poesía ha publicado Soliloquios de Homo
sapiens (2004), Planetario Astral (2009) y Memoria del Yo
habitante (2011). Ha ganado los Juegos Florales Nacionales de Universidad Nacional de Trujillo (Perú, 1993),
por su obra "Soliloquios de Homo Sapiens sapiens" y el
Premio “Libro de Poesía Breve 2010”, Hipocampo Editores (Lima, Perú, 2010),
por su obra "Memoria del Yo Habitante".
Su web personal es: http://www.williamguillenpadilla.com/
Su web personal es: http://www.williamguillenpadilla.com/
Los hombres y mujeres que nos miran
cuando vestidos de hormigas o dinosaurios recorremos las ciudades y los bares,
no saben lo que tenemos entre pechos. Nos miran. Los miramos. Nos miramos.
Quisieran atraparnos con su inteligencia de cortezas heridas y no pueden sino
acompañarnos en nuestro canto que es un espacio abierto donde los que aman se
retratan y disimulan su sinceridad frustrada.
Cuando acabamos sentados en los parques
hablando con la muerte o acerca de la necesidad de vivir intensamente, la gente
nos mira. Los miramos. Nos miramos. Y sólo así el abismo de vivir se aproxima a
nuestros labios secos de tanto huir de todos y escribir a escondidas poemas que
acaso un día nuestros descendiente (que no existen) leerán con la calma de los
pelícanos que cazan.
Al final de los días en que nos
encontramos y nos damos cuenta que somos seres de espiritual carne, suspiramos
antes de despedirnos desgarrándonos el corazón y su piel dorada. Porque en
verdad ya somos lo que siempre quisimos ser y lo soñamos tantas noches
abiertas:
9.1. Peces en el río atrapando osos con
nuestros dientes de caolín que nos faltan cada vez que dejamos de ser
vegetarianos.
9.2. Bolígrafos en forma de dedos cuyas
tintas invisibles un día acabaron abandonados por no saber de fáciles grafías.
9.3. Teléfonos apagados hablando del mal
comportamiento de las PCs modernas que se exhiben en vitrinas inalcanzables.
9.4. Tarjetas en blanco
donde los niños debieran dibujar corazones azules al costado de flechas rotas.
9.5. Sillas de papel
esperando el milagro de ser actores de una obra sin directores ni placeres.
9.6. Televisores apagados mostrando tu
belleza oculta sólo por los autorretratos de Da Vinci.
9.7. Casa de agua donde viven sirenas
con labios secos por mis besos inmortales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario